Diego Maradona dejó a todo el mundo en silencio en dos ocasiones. La primera fue cuando abandonó la cancha debido a que la prueba antidoping le dio positivo y dejó el mundial de 1994 en completo silencio. La segunda fue la más dolorosa e impactante, había fallecido.
El impacto y la influencia que el astro del fútbol tenía sobre su público era una cosa de otro mundo, algunos lo consideraban mágicos, otros aterrador. Y es que las personas hacían lo que sea por él, sin importar los límites, Diego Maradona había conseguido una especie de fanáticos obsesionados que lo seguían a todos lados.
Hasta en el último segundo de vida, Diego Armando Maradona lo tuvo todo, menos paz. Su cumpleaños número 60, fue sin dudas, el más terrorífico de todos. El famoso tenía un gran festejo que lo esperaba en la cancha de Gimnasia de La Plata, el último equipo que dirigió.
Sin embargo, su estado anímico no era el más bueno para asistir, pero Matías Morla insistió en llevarlo. Esto se supo gracias a las conversaciones de los profesionales de la salud que cuidaban a Diego, se filtraron y revelaron lo más escalofriante. Leopoldo Luque y Nicolás Taffarel, fueron los participantes de la llamada.
“¿Y él quería ir? No lo tienen que llevar así”, ” ¿Sabés qué pasa? Matías dijo ‘che, ¿está para llevarlo? El chabón no está bien”, fueron las frases de los profesionales que indicaban que Morla, no pensó en el bienestar de Diego Maradona y sin importarle su salud, lo llevó igual.
Una vez en el lugar, Diego Maradona ingresó a la cancha, a paso lento, su cara demacrada de cansancio. Ya no podía más, pero allí estaba, en el día que más debía disfrutar, estaba al borde del colapso. Marcelo Tinelli y Chiqui Tapia lo esperaban en el medio del lugar verde, con dos placas en homenaje al Diez, sin respetar los protocolos por coronavirus, los famosos solo miraban a las cámaras con la sonrisa de tener a un grande a su lado. Antes del juego, el jugador volvió a su casa, los días pasaron y su salud empeoró. El resto de la historia, la conoce el mundo entero.
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